Eduardo Roca (Choco) es como la gráfica, un libro de sorpresas. Tiene la capacidad musical de hacer variaciones con un tema hasta lo increíble, y sus imágenes favoritas son el hombre y la mujer, su mundo de cosas y la naturaleza circundante: figuras, lugares y situaciones trasmutadas por su imaginación a otro plano que no es real. Es un maestro de la finura de la línea, la textura y de la forma evocativa. Y ofrece a su quehacer gráfico-pictórico una intensidad emocional que contradice la ligereza de sus trazos. Tiene la fuerza telúrica de su raza que la lleva a la obra. Baraja en el misterio del grabado su memoria, la investigación…
Buscando calidades en las más variadas texturas, como el arqueólogo que investiga en el interior de la tierra su esencia, ha conseguido provocar a través de sus grabados-pinturas instantes imborrables para quien los contempla. El color a veces parece surgir de otro tono por transparencia. Sus cuadros hay que observarlos en una segunda mirada cuando comienzan a mover ese universo íntimo que habita en nosotros: el hombre, sus sentimientos, los sueños. Por su carácter enigmático, las obras de Choco, -quien realizó estudios en la Escuela de Instructores de Artes en 1963 y en la Escuela Nacional de Arte en 1970, y es graduado de Licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de La Habana-, imponen ser contempladas en silencio.
El conjunto de sus figuras está construido inteligentemente; pero lo más notable en estos trabajos es su poder imaginativo, su fantasía. Desde sus comienzos como grabador y dibujante se ha ido superando en un intenso y continuado trabajo de pintor. Texturas variadas e infinidad de líneas limpias y continuas; o rotas y manchadas, son utilizadas para enriquecer su dibujo.
De la obra de Choco, el valor máximo resulta la atmósfera cubana que encierra. El arte es misterioso en su proceso catalizador de transformar una sustancia en otra no similar. El tiene un estilo fácilmente reconocible y muy suyo, que es lo máximo que puede aspirar un ARTISTA.
Eduardo Roca, grabador, pintor y dibujante (Santiago de Cuba, 1949) comienza por los tonos más claros reservando los más oscuros para finalizar el cuadro. Trabaja por gamas y usa el color por transparencia. Su grafismo es descriptivo y de rigor en la construcción del dibujo: los objetos se ven tanto de cerca como de lejos. En un trabajo de Choco, sea gráfico o pictórico aparece un gran número de objetos diversos transparentados, y cada uno de ellos con una textura particular…
Desde principios de los 80, y luego de pasar por series como Macheteros (en la que hacía una fusión con los mambises) y la de su etapa en Angola (le permitió recrear en sus obras la mujer africana y llegar a una composición más sintética, con figuras que poseían un valor simbólico), el artista inició un período proyectado hasta hoy, en algunos rasgos, y donde enriquece los elementos del grabado y el dibujo. Característica principal de Choco al entregar la obra -sea en grabado, dibujo o pintura- amén de la limpieza, es la textura que sobresale como nervios, venas, todo un mundo subterráneo que respira a flor de piel. Las imágenes se ofrecen borrosas a la mirada, como llegadas del recuerdo casi perdido. Mientras que la línea, el dibujo, insinúan una procedencia surrealista.