Frente a las obras de Nelson Domínguez (pintor, dibujante, ilustrador, grabador, ceramista y escultor), Premio Nacional de Artes Plásticas 2009, se tiene la impresión inequívoca de estar delante de algo original y aun originario. Algo irreductible, más allá de lo que en arte parece contar el estilo. Pues, desde el principio comprendió que en esta dimensión es importante no aferrarse a una sola línea, sino tratar de buscar la forma en que las técnicas se interrelacionan unas con otras, para formar una especie de unidad que haga la obra del creador más orgánica.
Como un químico que busca reacciones e investiga sin descanso las materias, así es Nelson Domínguez (Baire, Santiago de Cuba, 1949). Un experimentador que, con talento y suerte, camina sobre las más variadas técnicas, de la mano de interesantes recursos expresivos. En ellos encuentra las palabras idóneas para «enviar» mensajes al espectador. Podría decirse que las superficies no resisten a sus embates artísticos.
Con el decursar del tiempo ha conquistado maestría en el oficio. Al hacer un análisis del trabajo, se puede decir -atendiendo a su morfología-, que él ha transitado la figuración poética, el neo expresionismo, pero siempre poniendo un acento en esa textura visual. Sus andanzas por el mundo del grabado en madera y linóleo despertaron el deseo de la textura y el relieve. Los seres que llenan sus obras de una atmósfera particular, se incorporan a estos trabajos también. Hay figuraciones costumbristas, rostros, impresiones fantásticas basadas en animales, con singular belleza. Su quehacer artístico en plural, puede ser “degustado” en su amplio estudio-galería Los Oficios (Oficios número 166, entre Amargura y Teniente Rey, La Habana Vieja), en esa zona antigua de la ciudad, cercana al malecón habanero, donde encontrará mil y un motivos creativos para el asombro….
El mundo pictórico de Nelson Domínguez -quien cursó estudios en la Escuela Nacional de Arte (ENA) y en el Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA), donde ha sido profesor y jefe del Departamento de Pintura-, de ambientes y profundamente intimista alcanza los lienzos, cerámicas, esculturas, grabados, ilustraciones… En ellos mantiene esos universos desconocidos, reflejos de su propio espíritu. Y si pretendemos desentrañar los significados, la recepción debe ser abierta y a partir de nuestras experiencias vivenciales. Su obra es figurativa, aunque por instantes adquiere tintes de abstracción, todo ello marcado por una sabiduría del color y ese juego sagaz del dibujo que se desplaza armoniosamente desde la evocación elemental de los objetos y figuras, hasta una pura y libre ondulación.
Al observar estas piezas no se divisa una total ruptura entre los diversos momentos de su obra. Hay algo interno (telúrico y misterioso) que toca su pintura, muy cercano a las raíces y las tradiciones. Son metáforas que llegan de un vocabulario imaginativo personal que tomó de la pintura cubana precedente, y de la morfología exuberante de nuestro medio geográfico. En su quehacer plástico, Nelson Domínguez se vale de la técnica como medio, pero en función de finalidades creativas y poéticas. Frecuentemente mezcla la provocación inteligente con el lirismo o juego de la fantasía. Y no teme a la virtuosa reproducción de lo que otros hicieron antes que él, porque también de esa forma introduce en sus trabajos una nueva intención que modifica el discurso artístico y proyecta sentimientos.
Tiene a su haber más de un centenar de exposiciones personales, y ha participado en decenas de muestras colectivas dentro y fuera de Cuba, y su obra forma parte de colecciones públicas y privadas en Japón, los Estados Unidos, México, Nicaragua, España, Italia, Alemania, Gran Bretaña, Rusia, Canadá, Argentina, Chile, Brasil, Panamá, Holanda, Suecia…, y en diversas instituciones cubanas.