El mundo de Douglas Lucas es como el que vivimos, sólo que cambia la piel. Entre filigranas y herrajes respira cotidianamente el artista, quien en cada nueva pieza nos ofrece una aventura de creación relacionada con el tiempo.
Después, en un proceso rápido en el que se funde con su amplia imaginación, adentro, va armando la pieza que cayó en las “redes” de su talento. Las formas de objetos y animales que cruzan ante sus ojos son interpretados por el creador en originales y magníficas versiones que llevan su sello.
Un día, hace tiempo ya, despertó al arte, los metales lo sedujeron desde la etapa en que trabajaba la hojalatería, que fue enseñándole el camino al otrora técnico que un día, animado por su esposa, enfocó hacia el arte todos sus anhelos. Nunca olvida la primera pieza: aquel alambrón que se transformó en un caballo con filigranas. Desde entonces, su “trote” artístico no se detiene, y cruza por los más intrincados parajes.
Douglas Lucas (La Habana, 1970), autodidacta en estos caminos de creación, es hoy día uno de los más auténticos artistas del volumen. Ha sido tanta la dedicación al trabajo, que desde entonces ha obtenido muchos lauros, entre otros, los Premios en diversas ediciones de la Feria Internacional de Artesanía FIART, de Cuba. Algo que lo sorprendió sobremanera porque eso nunca estuvo dentro de sus anhelos/pensamientos. Pero le llegan por la originalidad y destreza técnica de sus obras: carruajes o «artefactos» como suele denominarlas que parecen llegar de otra dimensión creativa…
Un interés particular muestra Douglas Lucas por todo lo colonial e histórico. Quitrines, armaduras, candelabros, locomotoras, mesas, lámparas y muchos detalles de otras épocas, con énfasis en lo medieval ocupan posiciones en los objetos que parecen llegar de otros tiempos. No hay magia. El arte viene desde lo más profundo al animarlo el talento. Porque cuando la incisiva invención poético-artística juega con la realidad y se apropia de sus imágenes interpretándolas desde su propia perspectiva, el resultado puede ser de enorme impacto sicológico. Soñar/imaginar/experimentar con las formas, jugar con el mundo que nos circunda, contrastar materiales, texturas y lo diverso, son características que emergen al contacto con las obras del escultor Douglas Lucas.
En el espacio de fantasía del escultor respira, desde hace muchos años, una fascinante galería de objetos que juguetean hasta con la mente del espectador en su paisaje caprichoso, ese que desafía hasta la lógica o la ley de gravedad. De estos artefactos-maquinarias-inventos escultóricos…, que retozan desde el volumen –una escultura donde se mueve principalmente el ensamblaje y el conformado-, y danzan ante nuestra vista en su mundo imposible, emerge un cuento de hadas que supera lo imaginable y proporciona pocas claves con respecto a la historia real.
En un largo camino recorrido en busca de una personalidad sobre el hierro, el metal para ser más amplio, ha encontrado la base de sus creaciones. Esas que en exposiciones, ferias y disímiles encuentros deslumbran las miradas, ya sea por la originalidad y extrañeza de los diseños, el acabado o simplemente por la espontaneidad con que cruzan las formas en el espacio… No por azar, en una oportunidad, el destacado escultor y profesor, ya desaparecido, Ramón Casas, sentenció: “El acercamiento a la obra de Douglas Lucas permite reconocer el dominio pleno de los disímiles materiales con los que logra componer, con expresión muy personal y coherente. Su constancia, rigor y seriedad le distinguen como escultor”.
Hoy podemos disfrutar en el estudio que lleva su nombre: Douglas Lucas, sito en el Boulevard de San Rafael número 102, entre Industria y Consulado, Centro Habana, un espacio vital y transitado, donde vibran sus creaciones, en pleno diálogo con el ir y venir de un público siempre presente. Allí, en el mágico lugar que funciona como el almacén de los sueños de Douglas, podremos sentir la carga expresiva, directa y honesta de quien recupera, a diario, una cosmovisión apegada a la tierra, a las vivencias humanas fundamentales. Y entre las esculturas que afloran como frutos de estos últimos tiempos creativos del autor, se pueden encontrar realizaciones de orfebrería (luminarias, utilitarias, decorativas…) que llevan la carga, el peso, el amor y la versatilidad creadora/talentosa del artista.