Puede reservar su estancia en La Casona con NovelaCuba.
¿A dónde llegamos?
A la casa de Camilo, belga, de unos setenta años, viajero del mundo en un velero, ávido de descubrimientos, aventuras, curioso por conocer nuevas culturas. Decidió anclarse en Cuba en 1992. “Eran los inicios del turismo y Cuba se me apareció como el nuevo «El Dorado» para la navegación y las actividades náuticas. «
¿Quién lo recibirá?
Hospedarse en La Casona es convivir con una familia: Camilo, su esposa y sus dos hijas de 12 y 16 años, un labrador y 3 caballos. El personal está presente y disponible.
Un viaje en el tiempo
Si La Casona fuera una persona, Camilo se sentiría en el deber de protegerla, pues siente un inmenso cariño por esta reliquia de la época colonial. Construida alrededor de 1840, La Casona te invita a viajar en el tiempo. Camilo ha dedicado años a restaurarla con espíritu de conservación.
Una micro hacienda
En las afueras de Trinidad, esta propiedad agrícola se dedica a la crianza, es decir 14.000 m2 en un extremo del mundo con una vegetación tropical, a 8 km de las playas, a las puertas de la zona rural y a 15 minutos del centro histórico de Trinidad.
Hospitalidad
Hospedarse en La Casona es elegir un lugar único e insólito. Un oasis al que se puede llegar atravesando un barrio en las afueras de la ciudad para descubrir la vista espectacular del Mar Caribe.
El momento preferido de Camilo
La puesta de sol sobre el horizonte del Mar Caribe que provoca la sensación de vivir en otra época.
El lugar preferido de Camilo
La llegada a los establos por la mañana.
Historia de ayer y de hoy
En la época colonial, la puerta principal servía para los carruajes y para el suministro de agua de la ciudad utilizando mano de obra de esclavos chinos.
La Casona se encuentra a 200 metros de un río.
A caballo con Camilo
Vivir al ritmo de Camilo es pasear a caballo, especialmente para descubrir la cascada El Pilón, aproximadamente a 1 hora 30 minutos de La Casona. Cruzamos valle y montaña. Una cabalgata que da acceso a una Cuba rural profunda y auténtica. Una inmersión en otro mundo.
“El viajero tiene entonces la sensación de vivir un momento en el que todo se ha detenido en el tiempo. El celular se queda fuera de lugar, no hay electricidad y la cocina es al carbón de leña para los pocos campesinos que encontramos en el camino».